Matutina Hechos 10:1-4
Vespertina Isaías 57:15
Quiero contarles de un hermano miembro de nuestra Iglesia en Xalapa, este hermano conoció el Evangelio a través de una hermana que predicaba en la calle en un poblado que está a las orillas de la ciudad.
Él vive a una hora aproximadamente de camino en camión y no tiene recursos, aun así comenzó a ir la iglesia.
Su visita se fue haciendo constante a pesar de que toda su familia no compartía su fe, hasta que llegó el día que aun en medio de su timidez y sencillez decidió bautizarse. Así fue que empezó a contender Dios con él, y empezó a sentir la dicha que sienten los hijos de Dios. Era tanta su alegría que invitaba a los de su pueblo y a su familia para que fueran a escuchar de la Palabra de Dios.
Él puede orar y ofrecerle a Dios una alabanza, orar y ofrecerle otra alabanza, otra oración y más alabanza y no sé qué tiempo puede pasarse haciendo lo mismo. Además, tiene una peculiaridad al orar y alabar a Dios muy distinta de todas las demás. Él no es un estudiado en artes de canto o un licenciado en oratoria, pero es el hombre más humilde y sencillo que he visto en estos tiempos.
Hoy, como a Cornelio, Dios ha tomado en cuenta sus ofrendas su alabanza y sus oraciones, él ha recibido la unción del Espíritu Santo y en su mensaje le dice:
Mi voluntad en ti es vuestra santificación. En tu sencillez y caminar siempre he estado contigo. Tus oraciones y tus alabanzas las he escuchado y aceptado, como el mejor cantor. ¡Aleluya! Pueblo mío recíbanlo como uno de mis más altos Ungidos. Fortino, sellado eres para mi gloria. Amén.
-Alma P
Porque el alto Jehová atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos.